Hola, amigos:
vuelvo al mundo de los vivos. Tras unos años de ausencia en
los que la vida me ha vapuleado, resurjo. Por muy mal que me trate, no va a
poder conmigo.
Llevo una gran mochila de dolor sobre mi espalda, pero poco a
poco será más liviana. Y sé que mis amigos me ayudaréis.
Jesús está bastante
bien( ya sabéis que fue operado a vida o muerte de un aneurisma) diez días
antes de la muerte de Mauri y mi hijo está mucho mejor donde esté. Desde allí me
proteje, me ama y me acompaña.
Ya no pienso que es una injusticia, una
crueldad, una faena, perder la vida a los treinta y cinco años.
Ahora creo
que he sido privilegiada por tener un hijo tan maravilloso. Su energía sigue en
otra dimensión, sólo ha cambiado de envoltura. Y espero el reencuentro en algún
lugar del Universo.
Os quiero agradecer a todos los amigos que conocíais mi
dolor vuestras palabras de ánimo, vuestras visitas, y vuestro cariño. Eso ha
sido mi consuelo. También agradezco a la Asociación aragonesa de madres y
mujeres ARCO IRIS su ayuda.
Es curioso, pero el teléfono de esta asociación
me llegó días después de la muerte de mi hijo por cuatro conductos distintos e
inconexos ¿casualidad?.
Ya las noches no me ahogan, ya empiezo a dejar de
sangrar y veo retazos de luz en mi cielo tormentoso.
En este tiempo he leído
mucho sobre temas espirituales, sin embargo no he podido escribir, casi; a pesar
de que los buenos amigos me lo aconsejaban. No podía hilar tres
palabras.