jueves, 1 de octubre de 2009

Al final del arco







La nostalgia, el recuerdo,
un camino vacío sólo lleno
de tiempo olvidado.
El alma está muerta
cuando los ojos
no tienen luz
ni la reflejan.
Estoy al final del arco.
Ya no tensa más.
Ya no hay arquero, ni carcaj,
ni siquiera saetas,
ni bosque, ni diana.
Sólo ruínas sobre las que arrojar
los restos de la lucha,
¿lucha?.

4 comentarios:

  1. Quienes escribimos aspiramos a ser los maestros arqueros. Nunca la palabra acertará en el centro del centro.

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  2. Alma de Mar no puede estar al final de nada. Mar es génesis, inabarcable, inconmensurable e imprevisible. Su imparable fuerza devuelve a sus orillas su configuración inicial. Hoy la luna no se refleja en su espejo, no riela con leves pinceladas de plata y, sin embargo, Mar, en el fondo, mantiene su poder. Mañana habrá marea viva y Mar volverá a presentarse en todo su apogeo y devolverá a la playa todo su dorado esplendor, limpia ya de restos que la resaca dejó. Mar de ayer, Mar de hoy. Nunca parece el mismo pero es Mar siempre, y siempre es Alma.

    Jorge Amar

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  3. Hola, Jorge: ¡qué poeta eres! Que eufonía hay siempre en tus palabras. Es tu acervo de las orillas del Sar.
    Gracias por tu visita y por tus olas de belleza.

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  4. Esto es de Rosalía.... A orillas del río Sar....

    Oigo el toque sonoro que entonces
    a mi lecho a llamarme venía
    con sus ecos que el alba anunciaban,
    mientras, cual dulce caricia,
    un rayo de sol dorado
    alumbraba mi estancia tranquila.

    Puro el aire, la luz sonrosada,
    ¡qué despertar tan dichoso!
    Yo veía entre nubes de incienso,
    visiones con alas de oro
    que llevaban la venda celeste
    de la fe sobre sus ojos...

    Ese sol es el mismo, mas ellas
    no acuden a mi conjuro;
    y a través del espacio y las nubes,
    y del agua en los limbos confusos,
    y del aire en la azul transparencia,
    ¡ay!, ya en vano las llamo y las busco.

    Blanca y desierta la vía
    entre los frondosos setos
    y los bosques y arroyos que bordan
    sus orillas, con grato misterio
    atraerme parece y brindarme
    a que siga su línea sin término.

    Bajemos, pues, que el camino
    antiguo nos saldrá al paso,
    aunque triste, escabroso y desierto,
    y cual nosotros cambiado,
    lleno aún de las blancas fantasmas
    que en otro tiempo adoramos.

    Ya sabes... el camino antigüo nos saldrá al paso...

    Gracias, Amalia por tus palabras y deseo verte brillar, como acostumbras.

    Jorge Amar

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